Cada vez, que de entre el alto cañaveral que circunda la charca, surge el taimado Zorro, se disparan todas las alarmas, y se pone en marcha un estudiadísimo protocolo de defensa. – Primero son las pollas de agua y las fochas, las que salen espantadas, huyendo en todas direcciones. - Luego, el vuelo acompasado de los limícolas, volando en círculo y terminando justo, al otro lado de la charca. – Las avefrías disparan sus alarmas, también los bisbitas. Y por último, los azulones, son los encargados de acompañar hasta la siguiente charca al raposo. – En cuando el cánido arriba a la siguiente laguna, el proceso vuelve a empezar de nuevo, y así sucesivamente, de charca en charca...
Si no fuera por las presas que el zorro roba al lagunero y las uvas no recogidas de los plantíos cercanos, no sé yo que sería de él…
2 comentarios:
Eso digo yo. Si cada vez que llega, todo el mundo se va, qué comerá el pobre! De alguna manera se tendrá que buscar la vida...
Un saludo :D
... estos zorros, Guillermo son muy, muy zorros, y se las saben todas...
Abrazos.
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