Situada entre angostos desfiladeros y desnudas montañas surge Petra, fundada, primero, por los edomitas, aunque sería el pueblo
nabateo el que la haría florecer gracias al comercio de caravanas que
recorría la ruta entre Egipto, Siria, Arabia y el sur de Mediterráneo.
El conjunto es mucho más sorprendente de lo que espera el
viajero, primero por la magnitud y relevancia del yacimiento arqueológico, pero
también, por las formas y los caprichosos colores de las rocas de arenisca del
entorno.
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