Sin lugar a dudas una de las cosas que más me gustó de Estambul (Turquía) fueron las vistas sobre el Estrecho del Bósforo. El Bósforo separa la parte asiática de Estambul de la zona europea. El ajetreo de cruceros, barcos de mercancías y barcos pesqueros es constante.
De un lado, y del otro, los pescadores lanzan
sus cañas intentando capturar unos cuantos pececillos para los restaurantes
cercanos. Cientos de gaviotas patiamarillas y reidoras, pardelas mediterráneas
y cormoranes continentales y moñudos aprovechas las ricas aguas del lugar para buscar
el sustento. En la lejanía, Santa Sofía y la mezquita azul se desdibujan tenuemente
en el horizonte.
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