Los verdaderamente apasionados por la ornitología, aún de viaje cultural en
el centro mismo de cualquier ciudad, o de descanso en la playa, no dejamos en ningún
momento de echar un ojo entre los árboles, edificios y jardines cercanos
buscando todo aquello que vuele, revolotee o planee. Y en ocasiones, como en
este caso, uno descubre cosas sorprendentes que pasan alrededor...
Y así
andaba yo hace unos días, disfrutando de la gaditana Plaza de España y del magnífico Monumento
a la Pepa, la primera Constitución española de 1812, pero también de los jardines y aves del lugar. En estos días
de abril, los árboles del amor están en flor, y entre ellos, multitud de
cotorras argentinas, currucas, ruiseñores, petirrojos y un recién llegado de África, y por lo visto, con bastante
hambre, un alcaudón común, que en un
abrir y cerrar de ojos capturó, como si de un pequeño halcón se tratara un mosquitero. De inmediato empezó a comérselo por
la cabeza, para poco después, no dejar nada más que unas cuantas plumas como único rastro de
lo que allí había pasado...
3 comentarios:
Tuvo que ser impresiomante la escena.
Saludos.
Valioso documento Anzaga. Del alcaudón real sí tenía constancia de sus habilidades cazadoras (ratones, pajarillos y pequeños animalillos), pero del alcaudón común nunca lo hubiera pensado.
Un saludo.
Buenas compañeros.
Volví a pasar por la Plaza de España de Cádiz, pasados unos días, y por allí seguía el alcaudón común entre los jardines, aunque cabe la posibilidad de que fuera otro, dado que este lugar suele ser punto de primera parada de muchas aves...
Saludos.
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