Se pasan los días, se suceden las estaciones, y casi sin darnos cuenta. - ¿Quién lo iba a decir, ya está aquí otro otoño? – Los días han ido menguando poco a poco, las noches son más largas, y pese a la falta de lluvia, las mañanas se han refrescado lo suficiente, para que sea necesario empezar a cubrirse y así evitar el frescor matutino.
Las charcas han ido desapareciendo por los rigores del estío, y donde hace unos pocos meses el agua lo inundaba todo, ahora sólo resisten algunos pequeños pececillos moribundos, caparazones de cangrejos tostados al sol, y hasta los últimos resquicios de humedad parecen rendirse al polvo imperante.
No es época de vacas flacas para todos los habitantes del humedal, más bien es la época de llenar bien el buche a costa de todos los pequeños cadáveres, de los peces que permanecen atrapados en los pequeños charcos, y de los anfibios que no han podido escapar a tiempo. Así se encuentran estas semanas cientos de Garcetas Comunes, Egretta garzetta, saltando de un lado a otro, sin desgastarse demasiado, pues aquí la mesa, ya está puesta…
3 comentarios:
Preciosas. Saludos.
¡Es increíble lo rápido que pasa el tiempo! Cada vez más...
Veo que "esos resquicios de humedad" benefician en buena medida a estas criaturas pero yo espero que vuelva la lluvia... y si no es mucho pedir, que lo haga de manera pausada y constante en unos días...
Unas fotos muy chulis...
Besos
Benita
Preciosa esa combinación de gris metalizado y el estilizado blanco de las acuáticas y no puedo evitar pensar en la evolución, en la adaptación de estas aves a los humedales, largos zancos, largos picos, largos cuellos.
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