Este fin de semana he aprovechado, como otros muchos aficionados a la naturaleza, para salir al campo y deleitarme con los bramidos de los ciervos, que como ya sabrán se encuentran en época de celo. Majestuosos animales que tenemos la suerte de ver correr y berrear por muchos lugares de nuestra provincia de Ciudad Real. La pena es que muchos de los machos, que ahora vemos envueltos en refriegas y peleas por mantener el harén, en unos pocos días serán sólo una cabeza cortada, rellenada de serrín y colocada en la pared de algún señor adinerado. - Pero bueno, esa es otra historia…
Sin embargo, hoy, y sin buscarlo, las protagonistas han sido otras. – En medio de nuestro paseo nos hemos topado con decenas de pequeñas Ranitas de San Antonio, hyla molleri, que como ven se encontraban profundamente dormidas tomando el sol. - Cómica estampa, la que formaban ocupando cada uno de los juncos del riachuelo, de las zarzas o las jaras donde las hemos visto asidas. Todas tenían la cabeza pegada a la rama donde se agarraban fuertemente, la mirada perdida y las patas delanteras bajo la cabeza. - Qué quieren que les diga, no me he atrevido a decir nada por miedo a despertarlas…
4 comentarios:
Elle est très belle!
il ne faut pas la réveiller...
No me extraña que no hayas podido evitar hacer esta entrada...
¡es encantadors!
Un beso
Benita
Estas ranitas tienen un comportamiento de lo más curioso. Tan pronto se hacen invisibles como te las encuentras tomando el sol. Hasta en mi estanque me ha ocurrido. Y, además, son tan bonitas.
Son hermosas hasta cuando duermen. Últimamente las veo por todos los blogs. ¿Cuándo me tocará ver una de carne y hueso?
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