Tuve mis dudas a la hora de decidirme si hacía, o no, este reciente viaje por Gambia. Sobre todo, lo que me echaba para atrás eran las previsibles lluvias monzónicas que descargan con gran fuerza durante los meses de julio y agosto, y que arruinarían por completo mi ansiado “viaje pajarero” con Seo BirdLife. - El clima de Gambia es de carácter tropical con una larga estación seca que se prolonga hasta ocho meses, y cuatro meses más, que empiezan en julio, donde llueve torrencialmente. En relación a la temperatura, añadir, que permanece bastante constante a lo largo de todo año, rondando siempre la media de 25 grados, pero con una elevada humedad ambiental.
La noche del 29 de julio se preveía tranquila en nuestro bonito alojamiento de tablas sobre los manglares de Bintang Bolong, un afluente del río Gambia. - Sobre las cuatro de la madrugada, me desperté súbitamente, el sonido del viento movía todo el cuarto como un enfurecido gigante de nueve cabezas. Solo el incesante aparato eléctrico iluminaba la habitación, cuando la electricidad dejó de hacerlo. No pasó mucho tiempo para que empezara a jarrear como yo nunca antes había visto. Para preocuparme aún más, recordé que me encontraba sobre un manglar en uno de los países más desfavorecidos y con menos servicios del mundo, en una construcción de tablas mal encajadas, y que en el hipotético caso de emergencia real, me tendría que valer básicamente con mis propios medios…
Mi espíritu de supervivencia, aparentemente oxidado dada mi condición de funcionario, resurgió en mí, y me puse en modo alerta. - Con la luz de la pequeña linterna, comprada en el último momento en el chino del barrio, logré ordenar todas mis cosas y rehacer en tiempo récord mi maleta. Afuera, para mi desesperación, el temporal, lejos de amainar seguía avivándose minuto a minuto.
Afortunadamente, tras el paso de largas horas de desasosiego, llegaron las primeras luces del alba, y con ellas, la tormenta se fue disipando con la misma rapidez con la que había venido. Cuando pude salir comprobé que los daños no habían sido tan graves, y llegué a la conclusión de que las pintorescas cabañas sobre manglares de Bintang Bolong, pese a su frágil aspecto, aún podrían aguantar unas cuantas tormentas monzónicas más antes de venirse abajo. Al menos, eso espero…
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