A primera hora de la mañana, mientras tomábamos el desayuno, un solitario rebeco (Rupicapra rupicapra) subía la negra pendiente de la Saulce Vieille en la localidad francesa de la Saulce. Según me contaron son habituales en ese lugar. Aparecen al amanecer y cuando el sol se eleva desaparecen en las alturas.
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