¿Proteger las colonias de gatos callejeros?

 

        De joven, hace ya demasiados años de esto, colaboré con una protectora de animales limpiando y cuidando a multitud de perros y de gatos abandonados que pedían no solo alimento, sino también cariño.

        Por eso, entiendo perfectamente el trabajo altruista que dedican muchas personas al cuidado de los gatos callejeros, aunque por mi parte considero que, igual que sucedió hace muchos años con los perros callejeros, la calle no es el lugar adecuado para ningún animal de compañía.

Entre los argumentos en contra de la protección de las colonias de gatos hay que mencionar:

- Las colonias de gatos pueden causar problemas en las comunidades en las que se establecen como consecuencia de los olores, ruidos y la suciedad en general.

- El descontrol en el aumento de la cantidad de gatitos callejeros. Desgraciadamente, la mayoría muere de enfermedades, por los perros del barrio, por gentes sin escrúpulos y malintencionada o más probablemente, atropellados.

- El aumento de enfermedades transmisibles a humanos y a otros animales. Esto es algo que ya se ve en países donde los gatos están literalmente en todas partes.

- El aumento de gatos sería un golpe demasiado duro para las aves de nuestros parques. No son pocas las veces que he visto gatos llevando entre sus fauces todo tipo de pajarillos.

- La posible hibridación con el gato montés (Felis silvestris). Una especie ya de por sí amenazada.

- La protección de las colonias de gatos puede fomentar el abandono de gatos como una forma de solucionar el problema de tener que cuidarlos.

Por último, el gato doméstico es una especie “creada” por el hombre para distintos fines, por lo tanto, el entorno natural no es su lugar.