martes, 21 de abril de 2020

Oporto (Portugal).


 Desde el 2.009 no dedicaba ninguna entrada a Portugal, un país cercano y a la vez con tantas cosas por ofrecer. No son pocas las ocasiones en las que he tenido la suerte de visitarlo desde entonces, pero entre los parones que doy a mi pobre blog, que si patatín, que si patatán, pues que estamos en el 2.020, si mis cálculos no me fallan, (que con esto del coronavirus, ya no sé cuánto tiempo llevo encerrado) ya han pasado once años desde la entrada que dediqué al río Douro (Duero) y a las tierras que cruza. - A ver si este dichoso confinamiento no nos impide, este pequeño gran placer que es viajar, y no solo con la imaginación, como diría mi amiga Benita… 
 En 2018, pateé de arriba abajo las calles de Oporto, con ese aire decadente, que tienen algunas ciudades europeas, y a la vez tan atractivo, y auténtico. - Oporto es famosa por sus edificios recubiertos de mosaicos azules, su riqueza arquitectónica, difícil de conservar por la cantidad y calidad que atesora, no en vano, el centro histórico de la ciudad fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad. En definitiva, una ciudad, para volver y beberse unos vinos (¡claro!)… 

2 comentarios:

Teresa dijo...

Me encanta Oporto. Un beso.

Ángel Zamora dijo...

Merece una visita...

**** " NO SE PUEDE CONSERVAR AQUELLO QUE NO SE CONOCE " ****