Esta
primera quincena de julio 2015, está resultando ser de las más secas de las que
se tiene constancia. Como ya contábamos hace algunos días, las pocas lagunas
que aún quedaban, están predestinadas a secarse sin remedio.
En la Laguna
de Caracuel (Ciudad Real), a
estas alturas, la capa de agua se ha visto reducida a una extensa lámina enlodazada
de un par de cuartas de profundidad, que acabará secándose por completo en no
más allá de un par de semanas. No obstante, la concentración de aves, tanto en
número como en diversidad de especies, es sorprendente. Por unos momentos, uno
se creería viendo un trocito del Lago Nakuru o alguno de los más
afamados lugares, de reconocido prestigio por su biodiversidad, que hay
repartidos a lo largo y ancho del mundo…
Los flamencos,
perfectamente alcanzan el medio millar. Las avocetas agrupadas en varios grupos, cada uno de ellos de más de
veinte ejemplares peinan el agua, todas a la vez, en busca de los abundantes nutrientes.
También son numerosas las cigüeñas
blancas, que empiezan a concentrarse antes de su inminente partida a África, las cigüeñuelas, las canasteras,
las agujas colinegras, las fochas, las avefrías, las gaviotas
reidoras y un sinfín de anátidas
y pequeñas aves limícolas.
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