Justo
a la entrada del Lamin Lodge (Gambia), llamó mi atención un baobab,
no solo por lo gigantesco de árbol en sí, que también. - El tamaño de los árboles
en Gambia, tanto los baobabs, como las ceibas, es algo difícil
de asimilar para mí, teniendo en cuenta que, en la Mancha, tierra de la
que procedo, los árboles más altos que tenemos son las encinas, que
crecen las más de las veces retorcidas, a partes iguales, por el frío del
invierno, y por el abrasador verano.
Este baobab en cuestión, un baobab africano (Adansonia digitata), está cubierto de carteles publicitarios pintados a mano, que se van cambiando cada cierto tiempo. Esta es la razón por la que este desdichado árbol, que en otras latitudes sería elevado a la categoría de monumento, y por lo tanto estaría protegido, es conocido como el baobab internet… - Me recordó al viejo baobab de la isla de Kwale que había visto el verano anterior en Zanzíbar. Un moribundo ser viviente que servía de camino por el que circulaban filas de turistas deseosos de tomarse una foto entre sus ramas.
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