Sibiu (Rumanía) es una de esas ciudades que dejan
huella desde el primer paseo. Su casco histórico, perfectamente conservado,
combina plazas amplias como la Piața Mare con calles empedradas y casas
de fachadas coloridas cuyos tejados parecen observar al visitante con sus
famosas “ventanas-ojos”. El ambiente es tranquilo y elegante, fruto de su
pasado sajón, y se percibe una armonía especial entre la arquitectura medieval,
los puentes —como el icónico Puente de las Mentiras— y la vida cultural
que anima la ciudad, especialmente en verano.
Tras visitarla este pasado verano, resulta fácil
pensar que Sibiu se encuentra entre las ciudades más bellas de Rumanía,
a la altura de Sighisoara. Ambas comparten ese encanto medieval tan bien
preservado, pero Sibiu añade una sensación de amplitud y serenidad que la hace
especialmente agradable para recorrer sin prisas. Es una ciudad que invita a
sentarse en una terraza, observar el ritmo pausado de la vida local y
comprender por qué Transilvania es mucho más que mitos y leyendas: es
historia, belleza y una identidad cultural muy viva.
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