Con el terral instalado en Málaga me he acordado de que en febrero estaba bastante más fresquito visitando Asturias. Elegí la capital, Oviedo, como epicentro de las distintas salidas que fui realizando. Me desplacé a Gijón, subí a los Lagos de Covadonga en El Parque Nacional de los Picos de Europa, visité el santuario de Covadonga, Cangas de Onís y Lastres. Aunque creo que como mínimo, debía haber incluido una visita a Avilés.
Ya, en la ciudad de Oviedo, aproveché para subir a pie al Monte Naranco y disfruté bajo la tormenta de las pequeñas iglesias prerrománicas de Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. Desde allí, pasito a pasito, me acerqué al Parque Purificación Tomás donde vi por primera vez camachuelos (Pyrrhula pyrrhula), ave que tenías muchas ganas de ver. También, dediqué bastante tiempo a recorrer el centro histórico lleno de placitas y lugares de interés como la Catedral de San Salvador o la iglesia de San Julian de los Prados.
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