De
pajareo, a buena hora, con los miembros de SEO BirdLife por el Habario
o castañar milenario de Pendes en Cantabria, los torcecuellos
eran los verdaderos reyes del lugar con el permiso de un numeroso rebaño de ovejas lachas
y los mastines que las acompañaban. En el lugar, además, se oían y se veían los
bisbitas arbóreos y los colirrojos reales.
Me
sorprendió la curiosa técnica de mimetismos de los torcecuellos. Pese a
que su canto no pasa en absoluto inadvertido, permanecen inmóviles largo rato,
como si fueran un pequeño trozo de madera o una rama cortada que apenas sobresale
del resto. Seguro que con esta técnica, para la inmensa mayoría de sus depredadores, estos
pequeños pícidos, permanecerán ilocalizables.
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