He vuelo a Cádiz. Siempre se vuelve. Lo primero que he hecho ha sido acercarme a la capital gaditana y recorrer las calles rectas y estrechas, las plazas llenas de vida y las playas de arena blanca. En relación a las aves, Cádiz y su Bahía, es una oportunidad para cualquier amante de las aves, sobre todo aquí, he vuelto a reencontrarme con las limícolas.
En la Playa de la Caleta, los vuelvepiedras, Arenaria interpres, junto con las gaviotas y las palomas, han
aprendido a sacar partido a toda la comida que van dejando los turismos.
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