Como les vengo contando, la primavera, aquí más al
sur, se deja sentir cada vez con mayor claridad. Las golondrinas y los vencejos
empiezan a ser cada vez más habituales por estos lares y se puede ver que
algunas aves han comenzado a anidar.
Bastó con una ligera lluvia para que las hormigas
aladas salieran de lo más profundo de tierra y se revolucionaran, aún más si
cabe, los bulbules naranjeros en los
coloridos jardines de Marrakech.
Daba igual la presencia del chiquillerío y sus gritos. Una y otra vez se
lanzaban a la caza y captura de las desprevenidas hormigas. Es de sospechar,
que también ellos habrán empezado a anidar sobre los ficus y palmeras
colindantes.
1 comentario:
Amos qué gracioso!
¡Qué buena pose tiene!
Unas fotos muy bonitas.
Bs
Benita
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