Aunque quizá agosto no es el mejor momento del año,
con más de cuarenta grados al sol, visitar Roma,
siempre merece la pena con independencia de la época en que nos encontremos. Por otro lado,
es imprescindible añadir, que los sofocos estivales, aquí son fácilmente
mitigados por las abundantes fuentes públicas de agua helada que pueblan casi
cada calle.
La Ciudad
Eterna, como es conocida, resulta bastante diferente al resto de grandes
ciudades europeas en las que había estado. - Roma, no es una ciudad al uso en la que encontrar algún que otro
monumento o plaza interesante aquí o allá, ya que sin ningún género de dudas
podríamos afirmar, que toda la ciudad es en sí un gran monumento, o un gran
museo al aire libre como afirman algunos. - Por lo tanto, y dada la relativa
cercanía entre los distintos lugares de interés, la forma más aconsejable para conocer la
ciudad es a pie.
La superposición de estilos arquitectónicos es
constante, los viejos edificios del antiguo Imperio Romano, con frecuencia reconvertidos en grandiosas iglesias,
sobreviven con otros más modernos de principios de siglo XX. - Columnas y frisos de los siglos II y III, que en no
pocos lugares estarían expuestos en museos de renombre, aquí se desmoronan poco
a poco con el paso del tiempo. Y es que en definitiva, en relativamente poco
espacio, duermen miles de restos arqueológicos y siglos de historia.
Rezaba, nunca mejor dicho, escrito en los
autobuses; “Roma es cristiana”. Algo
que por cierto, es imposible obviar en ninguno de los paseos posibles por la
ciudad. Las innumerables iglesias, los grupos de sacerdotes, monjas y
peregrinos se encuentran en cada calle. - Roma es para los católicos, en cierta medida,
lo que la Meca es para los
musulmanes, una ciudad que atrae a millones de devotos y fieles cada año.
El turismo religioso, mueve cada año, millones de
euros. Y esto Roma, lo sabe y lo
aprovecha. No hay iglesia, por muy modesta que parezca, que no guarde su tesoro en forma de obra de arte,
museo, reliquia, o lugar de culto de renombre. - Claro está, la más
importante y significativa; la Basílica
de San Pedro en el Vaticano,
lugar que no podemos dejar de visitar, seamos o no religiosos.
Como decía más arriba, la ciudad es toda ella una
gran obra de arte, por lo que conocer Roma al detalle, implicaría pasar largas semanas en la
ciudad. No obstante, hay cosas que no podemos dejar de lado. No podemos dejar de dar un buen paseo al atardecer en el
Barrio del Trastevere, o visitar el Coliseo, la
Fontana di Trevi, el Panteón, la Plaza de España, el Puente de Sant Angelo o la Plaza Navona entre otros lugares de interés.
Crisis o no, hay tantas posibilidades y formas de viajar,
casi como personas. Nunca es tarde para agarrar la maleta y por poco dinero sacarse un billete barato por internet y darse un pequeño capricho. – Los que mandan,
aún no nos han robado nuestras ganas de vivir. – Felices Viajes.
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