Desde finales de junio ya se pueden ver los inmaduros de la Lavandera Boyera Ibérica – Motacilla flava iberiae – recorriendo, entre chorlitejos y andarríos, el borde de las lagunas y las charcas, que en estos momentos de recién iniciado el verano, ya empiezan a secarse.
En estas primeras semanas, por la falta de tonalidades verdes y oliváceas en el plumaje, más parecen un bisbita o una lavandera blanca, que una lavandera boyera. – La pronunciada ceja blanca, y sobre todo, la cercanía de los progenitores, en este caso han sido nuestros mejores aliados a la hora de su identificación.
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