Y como suele pasarme, harto de buscar la Ortiguera, Aglais urticae, por nuestros campos, la tuve que hallar en el exilio. – Cuando uno visita el Campo de Concentración de Sachsenhausen, créanme lo que les digo, llega un momento que uno ya no es capaz de asimilar tanto horror, y busca inconscientemente una salida ante la imposibilidad de seguir indagando en las páginas más negras de la historia de nuestra especie. - Y gracias a esta afición al “mundo bicheril”, los ojos y los oídos se me fueron a las linarias, las coníferas, las aves e insectos que suavizaban la sensación de horror de aquel lugar claustrofóbico y oscuro que jamás debió haber existido.
Entre las fosas, sobre las zanjas, en las celdas y cubriendo con sus revoloteos el gran patio de concentración, decenas de Mariposas de la Ortiga volaban de un lado a otro. – Ahora no recuerdo que hubiera más notas de color en aquel lugar. - Reconozco que yo era el único que prefería fotografiar lepidópteros a entrar en las salas de medicina, o más bien, sala de tortura. – Pero es que, como ya les digo, llega un momento que uno ya no es capaz de soportar ciertas cosas…. – Aquí les dejo lo mejor de Sachsenhausen…
3 comentarios:
Lo mejor que pudiste hacer, Ángel, lugares como ese deben poner los pelos de punta e incluso provocar nauseas a personas sensibles y amantes de la vidad y la naturaleza. Las fotos te han quedado muy bien.
Pues en la Sierra de Guadarrama la veo todos los años con cierta facilidad
salu2
Es una preciosa mariposa que siempre he apreciado por ser capaz de alimentarse de ortigas, y ahora más por dar una nota de color a tan triste lugar.
En efecto, como dice Juanjo, en las montañas se las ve con frecuencia.
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