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En una fugaz visita por tierra manchegas he vuelto a las Tablas de Daimiel, y me he llevado un gran shock al comprobar el estado actual del Parque Nacional. Han inyectado agua de pozo y han retirado buena parte de las cañas de la zona visitable dejando un espacio mucho más despejado, y en lugar de las cañas se ha sembrado algo de carrizo.
El
resultado me ha recordado a alguno de los parques urbanos que se pueden ver en
el extrarradio de Madrid, sobre todo cuando he visto que la zona del río
Guadiana, donde en otro tiempo anidaban cormoranes y un montón de otras
aves, estaba prácticamente seca.
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En
el tiempo de los selfis y de Instagram, lo que importa, supongo, es hacerse una
bonita foto en un lugar agradable (aunque muerto), entiendo que ese ha sido el
objetivo de los trabajos realizados, hacer postales, y no como cabría de esperar,
preservar y recuperar la biodiversidad de un Parque Nacional en estado
agónico.
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