Aprovechando que las temperaturas primaverales
se han enquistado en el sur, he decidido pillar un tren de cercanías, y en algo
más de media hora me he presentado en Álora (Málaga), un precioso
pueblo blanco encaramado en una colina, en la que sobresalen los restos de un
antiguo castillo árabe.
Sin lugar a duda, Álora merece una visita y
no solo por encontrarse a las puertas del archifamoso Caminito del Rey o
por las rutas que transcurren cercanas al río Guadalhorce.
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