Tenía ganas de volver a vivir la Semana Santa malagueña, una de las más emblemáticas de Andalucía y de España. Y no es que yo sea muy creyente, o como se dice por aquí, “un capillitas”, pero la transformación de la ciudad y la forma que tienen de vivir esta fiesta los malagueños es algo que engancha a propios y visitantes.
Además, la Semana Santa
en Málaga ha pillado con ganas a los miles de cofrades tras la pandemia
vivida en estos últimos años. Y pese a que la polémica ha estado servida por el
cambio de itinerario, por las grandes gradas que se han levantado en la Alameda
Principal, por la pseudo privatización del espacio de la calle Larios, por las
grandes aglomeraciones de personas, por los insufribles cortes de tráfico o por
los días de lluvia. Pese a todo, la Semana Santa se vivió aquí como hacía años
que no se vivía...
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