Será por aquello “de Madrid al cielo”, que mirando entre mis viejas fotografías de la Capital de España hoy me he fijado en los tejados, cornisas, techos y columnas que adornan algunos de los edificios más emblemáticos del centro de esta gran ciudad.
Entre la Gran Vía, el Paseo de la Castellana, la Calle de Alcalá, o entre las Plazas de Cibeles y Neptuno, por citarles algunos lugares, permanecen ocultas cientos de figuras, tallas y esculturas más propias del universo tolkien que del mundo de lo cotidiano que vivimos los mortales que habitualmente circulamos sobre las aceras.
Entre la Gran Vía, el Paseo de la Castellana, la Calle de Alcalá, o entre las Plazas de Cibeles y Neptuno, por citarles algunos lugares, permanecen ocultas cientos de figuras, tallas y esculturas más propias del universo tolkien que del mundo de lo cotidiano que vivimos los mortales que habitualmente circulamos sobre las aceras.
Cariátides, cuadrigas, caballos marinos, grifos, tritones, quimeras, ninfas, efidríades, esfinges, y los dioses y demonios de otro tiempo, compiten en misterio con los viejos mitos de la cultura grecolatina, tales como los del ave Fénix, Pegaso, Ganímedes, Prometeo, Belerofontes, Edipo, Medusa, Hipómenes o Atalanta.
Y es que pese a la modernidad de los enclaves financieros y de poder de la CTBA y AZCA, el centro madrileño sigue siendo el barrio más emblemático de la Villa y Corte y así lo atestiguan los miles de turistas que cada año circulan por sus concurridas arterias.
Sus monumentos, grandes museos, variedad de hoteles, la variada gastronómica, sus parques emblemáticos, el mundo de las
compras o simplemente callejear por el centro de Madrid, hacen que visitar la Capital, con independencia de la época
del año, sea un viaje más que apetecible.
1 comentario:
Bonitas capturas. Saludos.
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