En el desierto de Wadi Rum, al sur de Jordania, encontré un pequeño grupo de camachuelos del Sinaí (Carpodacus synoicus), los machos con tonos rojizos y las hembras del color de la tierra del lugar. Se protegían de la intemperie en las paredes rocosas, donde había antiguos dibujos de civilizaciones del pasado. Allí, encontraban alimento fácil en el pienso y en los excrementos de los dromedarios.
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