Bilbao es una de esas ciudades que ha sabido
reconstruirse en tan solo unas pocas décadas. Lejos ha quedado esa ciudad gris y
contaminada que caracterizaba la ciudad vizcaína como consecuencia de su pasado
industrial. En la actualidad, cada edificio compite con el de al lado en
modernidad y buen gusto.
Nuevos
espacios de ocio invitan a pasear y a disfrutar del verde que invade la ciudad.
No faltan los bares, las tabernas y los restaurantes para todos los gustos donde
degustar pinchos o pintxos (que es cómo aquí se escribe) que a buen
seguro sorprenderán al viajero.
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