Desde hace algunos días los campos de la monótona llanura manchega amanecen cubiertos de escarcha, y los charcos, grandes y pequeños, se han vuelto hielo, en ocasiones, hasta bien entrada la tarde. Esta será nuestra estampa matutina por largos meses. Es como si la naturaleza se ralentizara, o de alguna forma, durmiera esperando mejores tiempos. Son los meses de los días cortos y oscuros. “Mal tiempo para los mal arropaos”, como solían decirme en mi infancia…
Aunque no es mal tiempo para todos, siempre hay pescadores que obtienen un buen botín del mar revuelto. Este podría ser el caso de la moscarda o mosca de la carne, que no necesita más de una pequeña tregua de calor en los días fríos, para aparecer, misteriosamente, sobre las basuras o los animales muertos en descomposición. Gracias a ellas, sí gracias a ellas, los cadáveres no permanecen eternamente sobre los campos, que no es poca cosa...
Supongo además, que esto tiene que ser así, siempre debiera haber un hueco para todos en esta casa…
Supongo además, que esto tiene que ser así, siempre debiera haber un hueco para todos en esta casa…
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