Ahora que las charcas, lagunas y tablazos empiezan a secarse, miles de pececillos, renacuajos e insectos quedan indefensos y sin escapatoria posible. Es el momento que las ardeidas, las garzas, esperaban con impaciencia y que además coincide con la cría de los polluelos, que en muchos casos, ya se encuentran bastante crecidos.
Entre las muchas estampas que deja la mañana, estas en las que una Garceta Grande, Ardea alba, saltaba de un lado a otro persiguiendo a algún incauto pececillo.
En unos pocos años, la Garceta Grande ha pasado de ser una rareza ornitológica a ser una especie habitual y sedentaria en nuestros humedales.
5 comentarios:
La has pillado en su mejor momento!
¡Qué elegante!
A partir de ahora la observaré con más atención. A ver si se me pega algo...
Bs
Benita
Preciosa bailarina. En Extremadura es bastante común en invierno y ya hay citas de reproducción en Cáceres (Embalse de Arrocampo). Un saludo!
Bueno Benita... el momento está solo decentemente recogido... pero uno tiene el equipo que tiene, y eso lamentablemente de momento no se puede cambiar...
Recuerdos.
Buenas Atanasio.
Las fotografías las he tomado en las Tablas de Daimiel. - Como puedes apreciar el plumaje es reproductor, he llegado a contar doce ejemplares juntos... con lo que considero que en la gran colonia que se ha formado este año en el Parque seguro habrá algún nido de estas garcetas grandes.
Saludos.
Buenas Tomás...
Seguro que este año coincidimos más de una vez...
No es por enfadarte más y dar más vueltas al asunto, pero se echa de menos tu blog, "Salvemos las Tablas"...
Abrazos.
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