Temprano, aún con la helada, se dejan ver las Currucas Rabilargas, Sylvia Undata, merodeando como ratoncillos por su territorio. – Juraría que no están aquí todo el año. Es ahora, en invierno, cuando las encuentro entre los matorrales que circundan una vieja casona de labranza. – Se esconden en lo más profundo de los matorrales. Allí buscan los insectos y las pequeñas arañas que aún permanecen aletargados por estas fechas. – Nunca dan largos vuelos, sino que pasan metódicamente de una mata a la siguiente sin dejar de escudriñar ninguna.
3 comentarios:
Mi curruca favorita!
Muy chulas las fotos de esta inquieta ave!
Saludos camperos.
Me encantan estas currucas a mí también. Dificilísimas de fotografiar. Enhorabuena. Saludetes.
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