En la Reserva Ornitológica de Le Teich (Francia),
una garza real (Ardea cinerea) permanece
inmóvil entre los juncos aguardando el momento preciso. Su cuerpo esbelto se
confunde con los tonos del entorno, y solo un leve movimiento del viento en las
plumas delata su presencia, mientras el tiempo parece detenerse en esa espera
paciente y silenciosa.
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