Llegado el verano, las
playas de la costa atlántica marroquí han quedado casi vacías de aves. La
mayoría de las limícolas volaron hacia el norte, y el mismo camino siguieron
las numerosísimas gaviotas que por aquí pasaron los meses de crudo invierno.
Solo queda esta despistada gaviota de
audouin y los polluelos de las patiamarillas
que nacieron hace algunos meses en estas mismas costas.
Bien guapa!
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