Llega la primavera, llega acelerada, tanto que parece que viene al galope. En estos días casi alcanzamos los 20ºC y la vida adormecida bajo la tierra empieza a brotar con toda la energía que es capaz de tomar del sol. Hoy nos hemos vuelto a fijar en las Peonías, Paeonia broteroi, a las que ya hemos dedicado varías entradas. Nos detuvimos en sus flores, que incluso ocupan la cabecera de este blog, también en sus semillas, granitos rojos y negros apelotonados en una vaina aterciopelada. Ahora en febrero, las vemos frotar con fuerza bajo las hojas de los robles, crecen tan rápido que se diría que tienen prisa.
da hasta respeto ser testigo de ese mágico momento ¡¡¡
ResponderEliminarel sagrado comienzo de la vida...
el rojo sangre emergiendo¡¡¡
qué maravilla, Ángel¡¡¡
besos
¡Me encantan estas imágenes! Ofrecen un fuerte contraste entre los brotes de intenso color que se abren paso hacia la luz y la alfombra grisácea de hojas de roble, que no por ello dejan de ser bellas.
ResponderEliminarMe han gustado mucho.
Besos
Benita
Hola Pilar. Está el campo en ese momento de incertidumbre en el que todo empieza...
ResponderEliminarÉsta será otra gran primvera... Besos.
Me alegra Doña Benita.
ResponderEliminarBesos.
Que bonitas fotos!!! y que momento has captado. Preciosas. Saludos.
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