En
nuestro alojamiento en Kuntaur, a orillas del río Gambia, asistí
al curioso comportamiento de un macho de tejedor chico (Ploceus
luteolus), que se lanzaba una y otra vez contra el retrovisor de un coche al verse reflejado en él. - Los picotazos
eran constantes, el pobre pajarillo estaba hipnotizado con su propio reflejo. –
Al rato tuve que marchar, por lo que no sé cómo acabaría aquella dura batalla.
- Tengo dudas si al final el espejo se
rompió o el pequeño tejedor quedó muerto, exhausto de agotamiento…
No hay comentarios:
Publicar un comentario