Le he
pillado el gusto a pasear algunas mañanas por Gibralfaro (Málaga), y disfrutar
un poco de la naturaleza, aún estando en pleno centro de Málaga. No puedo resistirme a
echar unos cuantos frutos secos en la mochila para las ardillas hambrientas,
corretean de un lado a otro buscando comida en este otoño sin lluvias.
Desde
septiembre, y he de reconocer que en parte me ha beneficiado, han caído cuatro
gotas mal contadas. El campo está sediento, solo cubierto por los restos del
pastizal del estío.
Gracias por mostrarnos tanta naturaleza y belleza de estas ardillas. Saludos. Eva R.
ResponderEliminarMuchas gracias Eva.
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