Recuerdo que la primera vez que
fotografié los vuelvepiedras, Arenaria intepres, fue en el lugar más
insospechado, en plena Mancha, donde
no son un ave para nada habitual. Posteriormente me he ido tropezando con esta
singular limícola en numerosos lugares costeros.
Pero
si hay un lugar donde es especialmente fácil de localizar y de fotografiar es
en la gaditana Playa de la Caleta y
sus aledaños. En Cádiz, el comportamiento del vuelvepiedras recuerda al de las palomas de ciudad, buscando alimento entre los restos que van dejando los turistas y bañistas más descuidados.
El color de su plumaje es precioso!
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí que es raro ver un vuelvepiedras en La Mancha, jaja. Pero cosas más raras se han visto: una vez me encontré una pluma de sisón en un parque de Albacete. Todavía guardo la pluma, pero ni idea de por qué estaba ahí. Pensé que sería de buho chico o similar, hasta que vi de cerca en la universidad un sisón disecado, con las plumas iguales a la que yo tenía... exactamente las mismas. Luego lo verifiqué, pero quedó todo en un misterio.
ResponderEliminarSaludos.