Hubo un tiempo donde la trashumancia movía el devenir social y económico de pueblos
enteros. El ganado ovino, caprino o bobino, principalmente, era trasladado cientos de kilómetros, en función de las estaciones, buscando pastos más
frescos y nutritivos. Aunque esta
actividad ha decaído en gran medida, aún hoy grandes rebaños recorren la Meseta de norte a sur en invierno, y
de sur a norte en verano.
Los llamados mansos
de macho de cabra, se utilizan para guiar al conjunto del ganado.
Previamente, se les castra y son aquerenciados a la presencia del pastor por
medio de golosinas y otros alimentos. Con frecuencia estos mansos están provistos de grandes cuernos y todos llevan grandes
cencerros que van marcando el ritmo de todo el rebaño.
que curioso!!!
ResponderEliminarUn Poco si...
ResponderEliminarSaludos.