Durante
las noches de lluvia, miles de anfibios
abandonan sus escondites buscando nuevos territorios, donde la competencia por
el alimento y la reproducción sea menor. Muchos de ellos mueren aplastados en
las carreteras, otros como estos sapos
corredores; Epidalea calamita,
caen en pozas de riego, algunas en desuso desde hace años, o en los cada vez más frecuentes pasos que impiden la salida del ganado, llamados barreras
canadienses, de donde no hay forma de que puedan salir.
No estaría mal que todas estas estructuras,
contemplaran la posibilidad de que anfibios
y reptiles, sobre todo, pueden
quedar atrapados hasta morir. No olvidemos que hablamos de especies
protegidas...
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