lunes, 23 de marzo de 2015

Conejo de monte; Enfermedad hemorrágica vírica (RHDV o EHV).


Aprovechando esta misma tarde, la pequeña tregua que dieron las esperadas tormentas, agarré el coche y me puse a hacer kilómetros a la búsqueda de nuevos lugares por tierras albaceteñas. En la abandonada aldea de Moharras, antigua pedanía de Villarrobledo por la que atraviesa uno de los recorridos de la malograda ruta de Don Quijote, me ha sorprendido encontrar entre los antiguos caserones en ruina, un pequeño gazapo dando saltos con los estertores propios de la muerte.

En un principio, he pensado que habría sido capturado por algún depredador y que su presunto cazador no andaría lejos del lugar. Pero lo cierto, es que el conejo en cuestión no presentaba ninguna herida u otro indicio que me llevara a esta suposición. Buscando en internet, he visto que la EHV (RHDV en inglés) o enfermedad hemorrágica vírica del conejo está haciendo estragos en según qué zonas de nuestro país, y que esta podría ser la razón de esta extraña muerte. Aunque tampoco podría asegurarlo, el animal tampoco presentaba rastros de sangre en el hocico, aunque desconozco si esto es concluyente o no.

En la actualidad, el conejo de campo o de monte, como he dejado constancia en varias ocasiones en este blog, es una verdadera plaga en amplias zonas de Castilla la Mancha, debido sobre todo a su interés cinegético. Pero también es cierto que el conejo es la presa habitual de muchas de nuestras especies más amenazadas. Por lo que de confirmarse esta dañina enfermedad, el conejo de monte y todo lo que rodea este pequeño mamífero, se vería seriamente perjudicado, dado que la EHV produce una altísima mortandad.

1 comentario:

  1. No, la sangre en el hocico no es concluyente. Tengo conejos y los he visto morirse en vivo y en directo (incluso estando vacunados) sin ningún tipo de sintomatología. Están perfectamente, y de pronto se ponen a chillar como si no hubiera mañana y se mueren casi al instante. Lo único concluyente que he visto es al abrirlos, que sus órganos internos muestran una especie de petequias. No he visto nada más virulento en la vida, incluso extremando las precauciones se mueren a puñados.

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