A mediados
de septiembre tuve la suerte de pasar un fin de semana en la localidad
malagueña de Antequera. De paseo por
la playa, a pocos kilómetros del Estrecho
y de la costa africana, en estas fechas de cambio estacional, el paso
migratorio era constante; muchísimas golondrinas, pequeños grupos de aviones
comunes se lanzaban a toda prisa para pasar lo antes posible los kilómetros que
separan los dos continentes, también lavanderas boyeras, collalbas grises, tarabillas
norteñas y un montón de otras aves…
Pero lo
que me llamó la atención fue esta joven gaviota
patiamarilla, en la que podemos apreciar un hilo de pesca al borde del cual
se encontraba un anzuelo. No son pocas las aves marinas que cada año mueren por
este motivo; anzuelos, redes a la deriva o basuras.
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