El período de verano ya avanzado, va dejando sus secuelas en las lagunas manchegas. La falta de lluvia y las altas temperaturas han vuelto a ser el caldo de cultivo perfecto para la aparición de nuevos brotes de botulismo. En Navaseca, laguna próxima a Daimiel, pese al buen estado aparente y al elevadísimo número de aves que se pueden ver en estos días de principios de septiembre, he podido constatar que las personas encargadas del mantenimiento han ido retirando durante los meses de verano, las aves muertas y enterrándolas debidamente.
Este no es el caso de la Laguna de Calderón en Moral de Calatrava (Ciudad Real), donde una docena de cigüeñas blancas y gaviotas reidoras permanecen muertas sobre la corteza reseca. Las altas temperaturas han evaporado completamente la laguna haciendo florecer todos los pequeños cadáveres sin que nadie se haya hecho responsable hasta el momento de retirarlos. Como mínimo, esta situación podría provocar infecciones en las aves de las lagunas próximas.
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