Entre todos los coleópteros de nuestros campos, el
escarabajo aceitero, cura o curilla; Berberomeloe majalis, es de los más fáciles de reconocer. De cuerpo
alargado, de buen tamaño (uno de los mayores de Europa). El escarabajo
aceitero se caracteriza también por las franjas rojas que cruzan de lado a
lado el abdomen y porque además ha perdido la capacidad de volar.
Pero quizá, lo que más sorprende es su curioso
método de defensa. El curilla expele
una especie de líquido rojizo o aceite (cantaridina),
del cual obtiene el nombre, con cierta toxicidad que hace que muchos de sus
depredadores se lo piensen dos veces antes de clavarle el diente.
No paran ahí las curiosidades de este coleóptero, sino que otra de las
características de esta especie, es que se alimenta de cosas muy diferentes. En
la fase adulta se nutre de vegetales y en la fase larvaria de huevos y larvas
de pequeñas abejas.
Sin olvidar que tras eclosionar del nido, situado
bajo tierra, escalan hasta la planta más cercana aguardando el paso de alguno
de estos himenópteros o abejas, a los
que se agarrarán fuertemente para así ser conducidos a las cámaras de cría de
las que se alimentarán... - ¡Vaya con los curas, una sorpresa tras otra!...
Me encanta lo que has contado, muy interesante. Besitos.
ResponderEliminarMuchas gracias Teresa.
ResponderEliminarAquí dando un poco de vidilla al blog.
Besos.
Ni idea de que se alimentaban de abejas! Curioso!!
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