Últimamente resulta cada vez más frecuente toparse con zorros acostumbrados
a la presencia del hombre. Los he encontrado en los campings de la Sierra de Cazorla y son también
habituales en el Parque Nacional de las
Tablas de Daimiel. Buscan la comida fácil que van dejando los visitantes.
Esperan la caída de la tarde para hacer acto de presencia, pero
algunos, han perdido el miedo y se acercan sin ningún tipo de recelo a
los turistas a plena luz del día.
Como se recomienda una y otra vez en los centros
de visitantes, no es nada aconsejable dar de comer a los animales salvajes,
pues de alguna forma, sobre todo en el caso de los zorros, es condenarlos al
sacrificio por el miedo a que tarde o temprano terminen mordiendo a alguien.
Entiendo las tremendas ganas de pasar la mano por el lomo del zorro pero, para eso, hace falta mucha, mucha confianza con maese.
ResponderEliminarDesgraciadamente, me confieso desobediente, no lo puedo evitar.
Que guapo es.
Saludos