viernes, 24 de julio de 2009

Voz de alarma entre las Cigüeñuelas.

Hoy temprano, cuando casi nadie estaba despierto, decidí salir a disfrutar del frescor de la mañana. Y allí estaban ellas. La nutrida colonia de cigüeñuelas (Himantopus himantopus) que anida no muy lejos de casa. Algunas de las crías de este año, ya tienen el tamaño de sus progenitores, mientras que otras, como es el caso de estos polluelos, están prácticamente recién nacidos.
La verdad es que todo estaba bastante tranquilo a mi llegada. Una carraca posada a lo lejos en el tendido eléctrico se lanzaba una y otra vez en busca de saltamontes. Decenas de flamencos se desperezaban estirando sus alas y dejando ver distintas tonalidades de color rojo y rosa. Las malvasías cariblancas iban de un lado a otro con sus patitos e incluso se han dejado ver algunos escribanos palustres, nombrada ave del año por la S.E.O., dada su escasez.
Pero la voz de alarma ha saltado en la familia de cigüeñuelas. A lo lejos, señor con perro…
Los polluelos que hasta entonces, andaban alimentándose entre los lodazales, se han quedado inmóviles unos segundos e inmediatamente se han puesto a correr hasta las piedras más cercanas.
Entre las piedras han quedado los dos hermanitos, como dos pequeños guijarros marrones, invisibles para los ojos de los enemigos.
Lo cierto, es que el perro del señor, además de vejete y jadeante como iba, portaba su pertinente correa, que es como deben ir los perros cuando salen al campo, sobre todo, a entornos como éste, donde las aves están en plena reproducción.

8 comentarios:

semifusa dijo...

:) La imagen de los polluelos camuflados entre los guijarros me provoca mucha ternura.
Y pensar en el perro, viejillo ya y jadeante, también.

Un beso y pío, pío (de lavandera blanca).

Anónimo dijo...

ke monosssss los polluelosssss , buena entrada despues del desastre , se agradece ;-)

Begoña S.R. dijo...

Preciosas imágenes, llenas de ternura con esos polluelos indefensos.

El vuelo de la cigüeñuela majestuoso y elegante

Tu madrugón ha sido fructífero

Saludos

Pedro Bonache dijo...

Hola Anzaga..., como siempre tus imagenes traen la calma y el sosiego a quien las contempla. Me recuerdan mucho a las jornadas de pesca con mi parque en la marjal de Almenara. llegabamos al amanecer, como tu y mientras preparabamos las cañas escuchabamos a las pollas de agua y a otras aves, las veiamos nadar, desaparecer entre los carrizos. Eran unos momentos de gran paz, así los recuerdo..., pero he seguido leyendo tu reseña y he arrugado el entrecejo cuando dices que el anciano perro iba con correa. Anzaga, yo no concibo llevar a mis perros a los pinares atados, no concibo antropizarlos de esa manera. Esta claro que si voy a un parque natural o a un entorno protegido en el que las normativas ordenan llevarlos atados, lo haré. Pero es algo que no termino de asimilar, ellos, los perros y sus ancestros eran los auténticos pòbladores de nuestros entornos naturales, los montes eran de ellos, los paramos, los llanos, las serranias..., hasta que llegó homo y poco a poco lo fué degradando todo, hasta el punto de que prohibimos a un perro que corra y olisquee todo cuanto desee.
Bueno, espero no haber generado ninguna polemica..., pero pienso así, la ciudad es de homo..., los montes son de ellos. De todas formas no olvidemos que si homo domesticó a los lobos no fué por cariño o compasión, terminó usandolos como una herramienta mas, para cazar, proteger o para acarrear pesos..., sabes que tengo a Norton y a Mia..., pero creo que nunca mas tendré mas perros..., salvo que pueda vivir con ellos de la manera mas natural posible.
Saludos otra vez.

Unknown dijo...

Excelente reportaje y denuncia, amplia, documentada y estupenda.
Toda una pancarta de lujo tu reportaje.
Saludos,

ANZAGA dijo...

- Semifusa aún "me debes" la historia de las lavanderas. Será cuestión de encontrar el momento...
- Ay Laura, ya me gustaría a mí, no encontrar nada que denunciar, nada que mejorar, que todo fuera idílico. Pero, por desgracia aún hay mucho camino que recorrer... Besos.
- Gracias Begoña por participar, la verdad es que el madrugón mereció la pena. No sólo por la fauna que me fui encontrando, sino por poder disfrutar del frescor de la mañana.
- Bicipalo. Cuando he tenido perros, siempre he paseado con ellos, sueltos, y yo disfrutando de sus carreras y sus juegos. Es verdad que hay lugares y períodos en el año que requieren de una especial atención. Todo el monte está lleno de pajarillos o como en este lugar donde se encuentran patitos de muchas especies... En fin lo único que se reclama es un poco de cuidado y no alterar el ritmo de la poca fauna salvaje que nos queda. Seguro que entiendes perfectamente lo que vengo a decir... Un abrazo.
- Gracias Jorreto por tu intervención. Sigo con atención todas y cada una de las entradas que realizas en tu blob. Saludos.

Le Mosquito dijo...

De verdad que disfruté, también, con esta sencilla entrada, (sencilla, que no simple).
Ojalá estos paseos tuyos contribuyesen a descubrir el placer de caminar, mirar, observar...

Lienzo tierra dijo...

Qué sabios. Si es que sólo hay que fijarse un poco para entender el comportamiento de los animales. Los polluelos son una monada.

Bonita escena la que nos has descrito y bonitas fotos.

**** " NO SE PUEDE CONSERVAR AQUELLO QUE NO SE CONOCE " ****